viernes, 6 de septiembre de 2024

Un Cuento. El Pájaro T´í.

 Un Cuento.

El Pájaro T´í.

  Fue a la hora del pozol.  Las compañeras insurgentas me platicaron de los múltiples accidentes, caídas y choques forzados en sus aprendizajes de andar en bicicleta.

  Lo de choques forzados es explicable: cuando perdían el control de la bicicleta y se olvidaban de frenar, elegían rápidamente dónde estrellarse para, así, detenerse.  En veces un árbol, otras el portón de un potrero y, las más de las veces, una zanja.

 Les pregunté por qué no mejor sólo frenar.  Así me respondieron: “De por sí lo pensé, pero la bici no entiende lo que pienso.  Hasta le grito, pero no obedece y se sigue, y entonces entra mi miedo”, explicaba una compañera mientras la sanitaria le hacía curación de los arañazos y heridas que consiguió, ya lo imaginarán, cuando decidió “detenerse” contra un alambre de púas.  Sí, podía ser peor, ahí cerca abundan las cuevas.

  “Pero si te avisaron”, le dice otro compa, “clarito lo escuchaste al pájaro”.

  ¿Qué pájaro?, pregunté.

  “Es un pájaro que te avisa que algo malo puede pasar.  No es que de por sí va a pasar, sino que tal vez pasa si no estás alerta y preparado.”

  De ahí siguió una discusión sobre el nombre del pájaro.  Unos decían que “Tii”, otras que “Titil” o “Titil Mut”.  El Subcomandante Insurgente Moisés, que maneja otra variante de la lengua tzeltal, dijo que es “T´í”.

  “En cho´ol le decimos “Tyi’j”, me informa una compañera, “cuando lo encontramos en el camino empieza a gritar, como que si fuera que se asusta y rápido se va volando.  Y ahí donde dicen eso de que está avisando que algo malo va a pasar

  Dos compas insurgentes mecánicos (uno de vehículos automotores y el otro de bicicletas), me explicaron: “que sea que te alerta, te avisa, te advierte que algo malo puede pasar.  Por ejemplo, que hay nauyaca, o viene carro, o que se va a ponchar la llanta…

  “O que te vas a caer de la bici”, agregan mientras miran el desastre que el “frenado radical” dejó en el brazo de la compañera.

  “No es que va a pasar, como quien dice, irremediablemente.  Pero te avisa y ahí tú ves si le haces caso o no”.

  Después de multitud de anécdotas (casi todas ellas de cuando su niñez), que confirmaban los avisos del pájaro “T´i”, quedaron discutiendo: una compañera decía que “depende, si es que hace tres veces y como que está muy apurado, es que está cerca la desgracia y, ni modos, tienes que prepararte”.  Otra: “pero si regresa y hace así (ella prolonga el monosílabo del canto, “tiiii”), quiere decir que era su mentira o que ya pasó el peligro”.

  Unos días después, antes de iniciar la práctica con la bicicleta, el pájaro cantó varias veces.  Todos lo escucharon, pero pensaron que el peligro era para alguien más, no para ellos en lo individual.

  Por supuesto que alguien se cayó y se raspó la rodilla.

  “Es que no lo hiciste caso al pájaro, si claro te está diciendo que te puedes caer”, le reclaman.

  “Sí lo hice caso, pero pensé que no a mí me va a pasar, sino a ti porque no limpias la cadena y la tienes toda oxidada”, se defiende.

-*-

  En todas las partes de ese todo que llamamos “Planeta Tierra”, la naturaleza advierte, alerta, avisa que algo malo puede pasar.  Las ciencias y las artes replican la advertencia.

  Hay quien entiende y se prepara.

  Hay quien entiende, pero piensa que no es a él al que le va a pasar.

  Hay quien entiende, pero se dice a sí mismo que él usa automóvil particular y no bicicleta.

  Y hay quien no entiende el cuento.

Tan-tan.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

El Capitán.
México, septiembre del 2024.

Imágenes de Puentes Imposibles: III Una Carta.

 Imágenes de Puentes Imposibles:

III

Una Carta.

Agosto del 2024.

  En realidad, la carta es muy breve.  Llegó desde el Cauca, en la geografía llamada Colombia, con una solicitud del pueblo originario hermano Nasa.  Creo fue a finales del 2022.  Esperen… sí, llegó el 31 de octubre de 2022.  Los hermanos Nasas pedían que se difundiera un artículo en la página de Enlace Zapatista, o sea que se publicara ahí.

  Yo leí el texto con atención, confronté los datos y pensé: “si se publica en la página, nadie le va a hacer caso.  Y creo que lo que les interesa no es tener muchas “vistas”, sino que lo que ahí se dice lo lean y entiendan acá, en las montañas del Sureste Mexicano.  Entonces vamos a hacer algo mejor que publicarlo en la página de Enlace Zapatista: lo voy a pasar a la dirección política organizativa zapatista.  Que sean ellas y ellos los que lo valoren como lo que es: un puente imposible.”  ¿Por qué “imposible”?  Ahora lo verán:

  En esos días, las compañeras y compañeros jefes estaban ya discutiendo y desmenuzando lo que un año después, sería conocido como “El Común”.

  Las reuniones eran frecuentes, intensas y agotadoras.  Lo sé porque me asomé a varias de ellas y por lo que me iba platicando el Subcomandante Insurgente Moisés.

  Ya desde entonces se asomaba “El Común” en el horizonte, pero en ese momento estaban en las preguntas “¿Qué somos?”, “¿Dónde estamos?”, “¿A dónde vamos?”

  El impacto que la llamada “Gira por la Vida. Capítulo Europa” había tenido en el zapatismo producía su efecto.  Durante semanas, en las reuniones del Comité y en las asambleas de las comunidades, las distintas delegaciones que visitaron las variadas geografías de la Europa de abajo y a la izquierda, informaron basándose en sus apuntes.

  Con y por las delegaciones, el zapatismo había constatado la destrucción que la “modernidad” y el “progreso” producen en los territorios “desarrollados”, la mal llamada “civilización occidental” -que, paradójicamente, está al oriente nuestro-.  Y habían encontrado la semejanza con los diferentes en todos los sentidos: la resistencia y la rebeldía frente a la Hidra, el sistema capitalista.  El todo y las partes.

  En palabras del Subcomandante Insurgente Moisés, coordinador de ese capítulo de la Gira por la Vida: “Está cabrón, tenemos que apurarnos”.

  El balance era para preocupar:

  El proceso acelerado de destrucción del tejido social en México;

 los fracasos evidentes de las izquierdas electorales (el “progresismo”) ya no digamos en transformar las bases de un sistema criminal, también en administrarlo así fuera en la medianía de la mediocridad (erigir la “corrupción” como fuente y causa de todos los males, en lugar de verla como lo que es: un efecto… y fracasar también en el combate a ella), la “toma del Poder” – en realidad la llegada al gobierno por cualquier vía-, no era sino un relevo en el puesto de capataz (presuntuoso, soberbio y autoritario con la peonada, y dócil y humilde con el finquero);

 las protestas cada vez más fuertes y terribles por parte de la naturaleza frente a las guerras de conquista del Capital;

 el avance coordinado del llamado Crimen Organizado y los megaproyectos;

 la migración y las poblaciones desplazadas (los países desarrollados asediados por los efectos de las guerras y políticas de conquista en los llamados territorios “periféricos”);

 la violencia cruel y sádica contra mujeres y otroas (la agresión a lo diferente como nueva religión fanática);

 la niñez convertida en víctima propiciatoria (el sistema sacrificando el futuro de la humanidad en el altar de la ganancia);

 el resurgimiento de las guerras con argumentos nacional-fascistas;

 la normalización de la catástrofe; el colapso pues;

 todo llevaba a una conclusión aterradora: lo que habíamos previsto y advertido décadas antes (y que entonces fue objeto de burlas y desprecios), se estaba cumpliendo.

  El futuro de entonces es ya el presente.

  Pero todo esto ya lo sabe usted.  Que obre en consecuencia, pues ya es otra cosa.

-*-

  Pero volviendo a la carta del Cauca que pedía difusión del texto, le pasé el escrito al Subcomandante Insurgente Moisés y le llamé la atención sobre una parte.

  El Subcomandante leyó el texto y la parte subrayada, levantó la mirada y me preguntó: “¿Tú les contaste?”.  “Claro que no”, les respondí, “no conozco a esos hermanos”.  El SubMoy: “Es que es como si hubieran estado en las reuniones”.

  Y es que, en reuniones de meses previos, el comité, la dirección política-organizativa zapatista había estado discutiendo de los “ismos”.

  La parte subrayada del texto dice:

  En el camino aprendimos que la voz que enseña es Uma Kiwe, nuestra Madre Tierra; ella indica el camino y las estrategias… aunque no han faltado quienes quieran ponerse como asesores del proceso o dar la línea.  Hubo un momento, en 2016, en que el proceso decidió abrir sus puertas a otras luchas para conversar y visibilizar. A partir de allí empezaron a llegar todos los ismos, y todos quisieron poner su línea o evangelizar nuestro proceso con sus contenidos teóricos.

  Todos esos ismos, ecologismo, anarquismo, marxismo, feminismo, maoísmo, institucionalismo, desarrollismo son todos construcción y legado de Occidente, y aunque en los territorios se van tejiendo con los saberes autóctonos, llevan el sello de la racionalidad occidental. Todos los ismos han sido muy valiosos en apoyo y juntanza con este proceso; algunas personas se han mostrado respetuosas; otras, colonialistas. En su momento fue necesario decir: «todos los ismos son bienvenidos, pero aquí somos y vamos a seguir siendo indígenas nasas». La liberación de la Madre Tierra va más allá de los cañaduzales. El saber nasa, que viene de Uma Kiwe, es el sustento de esta lucha, y si tenemos contradicciones es precisamente por esa batalla que se da en el corazón entre nuestro ser nasa y la imposición occidental capitalista.

  Frente a la falsa disyuntiva entre la institución o la revolución, los pueblos proponen rutas alternativas para habitar este presente; las coordenadas del debate desbordan un esquema cartesiano, y nos muestran, con sus formas de habitar y organizarse en la minga, la asamblea, la celebración, las tulpas y rituales, otros modos de vida posibles. Cuando nos preguntan: «¿Rebelión? ¿Revolución? ¿Reforma? [decimos que] lo nuestro es el wët wët fxi’zenxi»

-*-

  En las reuniones de meses anteriores, los comités habían estado recapitulando su historia y, en ella, el paso de todos los “ismos” habidos y por haber, dando órdenes.  Ninguno aportó nada que valiera la pena.  Y claro, también que hubo y habrá gente que sólo vino a sacar lo que podía.  Y se fue cuando ya no pudo sacar más.  No eran “ismos”, sólo eran, y son, unos sinvergüenzas.  Y unas (no olvidar la paridad de género).

Vale.  Salud y acá, además de lodo y dignidad, lo que hay es un “ismo” muy otro: zapatismo.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

El Capitán.

Agosto del 2024.

P.D.- El texto completo se puede consultar en https://www.ecologiapolitica.info/63-andrea-fajardo-camacho/

miércoles, 28 de agosto de 2024

Imágenes de Puentes Imposibles: II Un Libro

 Imágenes de Puentes Imposibles:

II

Un Libro.

Agosto del 2024.

El libro llegó unos días antes.  En ese entonces las jefas y jefes zapatistas estaban en una reunión.  Analizan, valoran, proponen.  El tema es el común.  Ojalá y el Subcomandante Insurgente Moisés algún día les haga saber el resultado del balance.  O sea, cómo va todo esto del común en tierras zapatistas.

  El asunto es que estaba yo preparando una plática que me tocaba dar.  Y entonces llegó el libro.  Sólo lo hojeé.  Está en una lengua que desconocemos, que desconozco, y que, después de investigar, supe que era “esloveno”.  Supongo que hay una edición en inglés (se adivina en el índice), pero a nosotros nos mandaron la edición en “esloveno”.

  Llevé entonces el libro a la reunión y se los mostré a los jefes y jefas.  Les pregunté por qué o qué había pasado para que su palabra, como zapatistas, apareciera en un idioma que, hace más de 30 años, ni siquiera sabíamos que existía.

  Esperé unos segundos y seguí: “yo les voy a decir por qué.  Y les voy a contar una historia.  Su historia de ustedes.  La historia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.”

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  Al terminar la plática y en la hora del pozol, se arremolinaron en torno al libro.  Les pregunté qué decía el libro.  Sonriendo respondieron que no sabían.  Les dije: “Qué tal que nos están insultando y nosotros sin saber, porque no entendemos esa lengua”.  “No lo creo”, replicó uno de ellos, parte de la delegación, “porque nos invitaron y ni siquiera nos conocen, nos alimentaron, nos hospedaron en sus lugares de ellos y nos mostraron lo que es su lucha.  Nos enseñaron, pues.  Entonces quiere decir que nos respetan, así como nosotros los respetamos a ellos.  No creo que en este libro estén mal hablando”.

  Una compañera, también delegada, miraba fijamente el libro.  Lo tomó en sus manos y me dijo, con mirada retadora: “oí capitán sup, claro te digo que no entendemos su palabra que está aquí escrita.  Pero lo sabemos y entendemos su lucha porque estas personas nos lo mostraron.  O sea que lo vimos y lo aprendimos.  Así que no importa su lengua de esas personas, lo que importa es lo que son.  Y lo que vimos es que son personas luchadoras.”

  Otro compa interviene: “y son como nosotros los pueblos zapatistas, porque no les importa si eres de “otra” planeta, lo que vale es que luches contra la Hidra.  Porque “la” sistema no se fija qué lengua hablas, sino que como quiera te explota, te reprime, te roba, te desprecia.”

  Una compañera no ha dejado de reír.  Me dice: “cómo crees, capitán sup, si nos recibieron bien bonito, con cantos y cohetones.  Se miraba claro que estaba muy feliz y contento su corazón”.

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  “Resulta que cuando llegamos en ese lugar teníamos miedo, pena. Teníamos miedo de hablar.  Porque vimos que son muy diferentes la gente de allá.  O sea, me refiero que son muy altos y nosotras chaparritas.  También ellos son hueros y nosotros de piel oscura.  Lo que si nos costó más es que no hablan el castellano, más que hablan su idioma.  En el momento que nos tocó dar la plática, como nos tocó con otro equipo de compas, ahí nos animaban los compas para empezar a dar la plática y sí empezamos.  Aunque la verdad si nos costó, porque cuando estábamos explicando, el traductor nos paraba cada rato porque tenía que traducir cada parte. Así fuimos acomodando.  Teníamos que hablar cachito por cachito para que se pueda traducir bien y completo. Y el traductor hay palabras en castilla que no entiende.  Nosotras teníamos que estar muy pendientes y concentradas para no perder en la cabeza lo que tenemos que explicar.   O sea que son diferentes en todo, pero son como nosotros en la lucha.”

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  “Es en Los Balcanes”, me aclaró antes el Subcomandante Insurgente Moisés.  “Ellos no se organizaron como países para la Gira por la Vida, sino por toda una zona que así le dicen de los Balcanes.  Bien organizados estaban.  Como no reconocen fronteras, entonces no están peleando que si tú eres de tal país o de tal modo.  Cuando les estoy platicando del zapatismo, les dije que nos acusaron de querer “balcanizar” el país.  Y entonces aplaudieron y gritaron.  Ya luego entendí que para ellos esa palabra quería decir “unir cuando hay acuerdo”, porque, a pesar de guerras muy fieras, ellos se luchan juntos, pero separados.  Se unen en la lucha contra la división que les ponen los de arriba.  Pero no es que hay quien manda y quien obedece, no.  Se ponen de acuerdo.  Se coordinan pues.  Y también trabajan la tierra.  O sea que también luchan por la vida.  Para nosotros, con el viaje, que sea la Gira, lo que cambió es que antes no sabíamos que hay otros pueblos como nosotros que no se rinden al monstruo y que se rebelan.  Lo de los Balcanes fue un muy buen aprendizaje, porque ellos se unen, pero no pierden su independencia o sea su particularidad.  Cuando hay algo común, entonces rápido se ponen de acuerdo y, sin perder lo que es cada quien, se hacen uno.  O sea que están separados, pero juntos.  Si alguien entenderá lo del común que nos proponemos, son esas organizaciones hermanas.  En la ruta de los Balcanes estaba el todo y las partes.”

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  Sigue el Subcomandante insurgente Moisés: “Como, al igual que el pueblo Saami, no se presentaron como país, me reuní con ellos para ver cómo querían ser nombrados.  Ellos respondieron cosas como esta:”

  Para nosotros, la redacción correcta es la ruta de los Balcanes. Ésta no es (sólo) descripción geográfica, sino principalmente política.

 Durante siglos, los Balcanes han sido el Otro de Europa, la parte salvaje, indómita, incivilizada de Europa: un campo de pruebas de todo tipo de explotación colonial, bélica, capitalista y extractivista, por un lado, y un espacio en el que todos los estereotipos orientalistas de Europa están presentes, proyectado en el otro.

 Ha sido un espacio de grandes conflictos nacionalistas, resultando en muchas guerras, incluida la de los 90 que fue para nuestra generación, nacida en la última década de la Yugoslavia socialista, una experiencia muy formativa cuando éramos niños.

Entonces, cuando nosotros, como anarquistas, antifascistas y antiautoritarios comenzamos a ser políticamente activos, la perspectiva balcánica siempre fue clara para nosotros: la única forma de superar las divisiones nacionalistas y el odio es construyendo los Balcanes desde abajo, conectando cada colectivo y movimiento en ellos. Durante las últimas dos décadas (desde los años de la antiglobalización, la lucha contra las guerras en Afganistán e Irak, y más tarde todas las luchas de trabajadores, estudiantes, solidaridad migrante, feministas, medioambientales, etc., se realizaron a través de los Balcanes.

  No estamos conectados en una organización, más bien, funcionamos como colectivos independientes en cada territorio (conocidos como diferentes estados balcánicos, como Eslovenia, Croacia, Serbia, Rumania, Bulgaria, Grecia, Macedonia, Kosovo, etc.). Tenemos un evento común una vez al año (Balkan anarchist Bookfair), que es un espacio de encuentro y reflexión para todos los colectivos que de otra manera operan en sus propios territorios.  En ocasiones, como en el caso de la visita zapatista, o la ruta migrante en 2015, trabajamos juntos en esta red descentralizada de solidaridad balcánica.

Entonces, en resumen, para nosotros el concepto de Ruta de los Balcanes es un concepto político, y preferimos usarlo, en lugar de hablar de actividades en cada país. La preparación de la visita zapatista se hizo a través de reuniones comunes de todas las coordinaciones nacionales en diferentes territorios, y siempre tuvo ese sentimiento internacional balcánico, para trabajar juntos y crear un espacio común de lucha.

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Vale.  Salud y que los intentos de hegemonía y homogenización no arruinen todo… de nuevo.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

El Capitán.
Agosto del 2024.

Imágenes de Puentes Imposibles: I Un Rábano… (O una cebolla, depende del caso, o cosa, según)

 Imágenes de Puentes Imposibles:

I

Un Rábano…
(O una cebolla, depende del caso, o cosa, según)

Agosto del 2024.

  No, no me refiero a que me importe un ídem lo que digan en contra por defender a su precioso preciso.  Ni de que, como “progresistas”, son rojos por fuera y blancos por dentro. Hablo de un rábano rábano.  De la verdura, pues, que llaman “rábano”.

  Esta pequeña historia empieza en el Viaje por la Vida, capítulo Europa.  Antes de que salieran, le pedí a unos compañeros y compañeras que me mandaran fotos de lo que vieran y les llamara más la atención en los lugares que les tocarían.

  Y en efecto.  Después de las fotos y videos de la salida, de cómo se quedaron inmovilizados en un aeropuerto porque perdieron la conexión (gracias al apoyo del equipo de apoyo), empezaron a llegar imágenes de distintos lugares.

  No, contra lo que se pueda pensar, las fotos no eran de monumentos, sitios turísticos, paisajes, paseos o selfies.  Eran de las cosas que les llamaban la atención, gracias a la importancia que la delegación le daba a quienes eran sus anfitriones: personas, grupos, colectivos, organizaciones y movimientos tan distintos en color, tamaño, raza, lengua, cultura y motivación, que parecía imposible que una misma mirada pudiera abarcarles.  Sin embargo, en la mirada zapatista se unían.  “Nuestra familia de acá”, decían cuando caminaban los suelos de la Europa insumisa, la que no desmaya, la que no se rinde.  Ahora, ya en tierras zapatistas, no es raro escuchar “nuestra familia de allá”.

  Había fotos de animales, de plantas, de las comidas que recibían, de la gente, de las montañas, de los “modos” de las familias de “allá”.

  De entre todas, la que más me llamó la atención fue la foto de un rábano.  Claro que yo, como enemigo a muerte de las verduras, pensé que era una cebolla morada.  Incluso así la catalogué: “foto de cebolla morada”.

  Ya luego, cuando regresaron, la compañera que tomó la foto me aclaró que no era cebolla, sino un rábano.  Con emoción cuenta:

  “Acaso es cebolla.  Es un rábano, pero muy otro.  Es de diferente tamaño y de otro color, pero por dentro es rábano.  O sea que es muy diferente que acá en mi hortaliza, pero es igual.  Y estaba muy bonito el rábano.  Y también siembran puerro.  Que es diferente, pero es igual.  Y lo que me llamó la atención es que cultivan, o sea que trabajan, para darles a otras personas que no tienen comida.  O sea que no es que lo quedan con el fruto de su trabajo, sino que lo comparten con los que necesitan.”

  “Y esas familias de allá, ¿acaso se desaniman?  No, aunque no hay tierra para sembrar, lo buscan el modo.  Por ejemplo, pura piedra y como quiera lo hacen su hortaliza.  Lo que hacen es ir a buscar buena tierra, la acarrean y la ponen sobre la piedra o en macetas.  ¡Y ahí lo tienen su hortaliza!”

  “Yo antes tenía mi hortaliza sólo en la milpa.  Pero en el viaje aprendí que también se puede en la casa.  Entonces también hice hortaliza en el sitio donde vivo.  Y tengo rábanos y puerros.  Son diferentes a los de la familia de allá, pero son iguales.”

  “No, que no es cebolla, es un rábano.  El lugar se llama “Bulgaria”, capital del país que se llama “Sofía”.  Le corregí entonces y ella sólo dijo “es lo mismo”, y siguió:

  “Habíamos estado antes en una geografía que se llama “esloveña” y ahí también aprendimos de sus modos de cómo son y cómo luchan.  En Francia nos tocó quedar abandonadas.  Y mientras nos tocó quedar en la casa de una compañera que no hablaba nada de español, y yo pues hablo cho´ol así que mi español es muy otro.  Mi equipo era de puras mujeres, tzotzil, tzeltal y cho´ol, y nuestro trabajo era dar plática de como mujeres que somos.  Entonces nos había acompañado una ciudadana de México que se tuvo que regresar a su casa.  Y cuando se fue nos dijo “no se preocupen, aquí les voy a instalar una aplicación que traduce.  Ustedes sólo le hablan al celular y ya el celular lo escucha, lo traduce y lo habla en la lengua que le digan”.   Pero tras que el celular no entiende el “espa-cho´ol”, ni el “tzotsi-ñol”, ni el “tzelta-ñol”, entonces traducía otra cosa diferente a lo que queríamos decir.  Y la compañera que nos daba posada, pues nomás se reía.  Y sufrimos un poco bastante, porque queríamos ir al baño y no sabemos dónde es.  Y no sabemos cómo decirle a la compañera.  Y ni modo de hacernos ahí frente a ella.  Pero con señas entendió y ya nos mostró dónde es.”

  “Es que no llegó el equipo que nos va a llevar a otro lugar.  Y nosotras, porque éramos varias compañeras que quedamos botadas ahí, pensamos si ya nos vamos a quedar ahí toda la vida.  Y luego, pues no sabemos mero el modo de esa geografía.  O sea que sufrimos.  Pensamos si ya vamos a morir y estamos tristes porque ahora quién va a cuidar la milpa y los animalitos.  Pero entonces pensamos que no hay problema, porque seguro los compañeros zapatistas van a ver de cuidar.  Pero ya luego nos encontraron y nos rescataron, y ya”.

  “Estábamos organizadas, como de por sí.  Entonces pues hacía mucho frío y está oscuro, y en la casa de la compañera de Francia no tienen luz.  O sea, no tiene luz de la ciudad, sino que tiene su propia luz.  Tiene su luz aparte.  Entonces prendimos las luces de la casa y, mientras unas preparábamos el desayuno, otras están viendo de calentar agua para bañar.  Y tras que entonces empieza a sonar una alarma muy fuerte y salimos corriendo porque pensamos que la casa va a explotar.  Corrimos a buscar a la compañera, que ya es de edad y siempre está sonriendo, y le contamos de la desgracia.  Pero ella mucho se reía y luego, con el traductor, nos explicó que no se puede todo al mismo tiempo.  Que cada cosa a su tiempo.  Nos reímos también.  Pero antes íbamos a morir del susto.”

  “Esa compañera vive sola.  No le da miedo.  No vive en la ciudad.  Ella prefirió vivir en la montaña.  Y ahí lo tiene su casa, en medio de la montaña.  Está en una organización que lucha en contra de los centros nucleares.  Y ahí tiene sus compañeras de lucha.  O sea que está sola, pero no.  También está acompañada”.

  “No puedo decir su nombre de la compañera porque no sé si es su nombre civil o de lucha, entonces pues no.  Y sí tenemos fotos de ella, pero no podemos publicar porque antes hay que pedirle permiso, o sea si autoriza.  Y entonces hay que usar el traductor y mandar hasta su casa, pero no tiene señal de celular ahí.  Pero sí cuéntalo la historia.  De repente sus compañeras lo leen y le cuentan a ella cuando la vean.”

  “Ella nos pidió que dejáramos nuestra huella como pintura en unos como costales.  Para acordarse de nosotras, dijo.  Nosotras le pusimos “Gracias.  Los llevamos en nuestros corazones”.  Y es cierto, esa compañera nos dejó huella con su corazón.  La verdad es que sí nos hallamos con la compañera.  O sea que sí estábamos perdidas, pero no.  Porque con esa compañera nos hallamos”.

  “No, acaso estamos pensando del marido o el novio.  No, ni nos acordamos.  Lo que extrañábamos era la milpa y los animalitos.  Pero no lo vayas a publicar eso, porque yo a él le dije que sí lo pensé mucho”.

-*-

  Odio decirlo, pero parece que la verdura es la política por otros medios.

Vale.  Salud y, como no dijo Lenin, la calabaza es el enemigo principal.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

El Capitán.
Agosto del 2024.

viernes, 23 de agosto de 2024

¿EL ALEPH MAYA?

 ¿EL ALEPH MAYA?

Agosto del 2024.

  La tolvanera que levantaban se podía ver desde lejos.  Como esas trombas donde el viento se persigue a sí mismo e, incapaz de lograrlo, arrasa con lo que encuentra, lo alza a las nubes y lo arroja de nuevo al suelo.

  “La tormenta”, pensé.  “O algo peor”, volví a pensar.  “¿Algo peor?”, reflexioné.

  “Sólo que se tratara del triple T, el terror que hizo parecer las luchas de la WWE como si fueran pactadas de antemano (¡oh! ¿lo son? No les digo, si ya no hay valores, oiga), el… ¡Comando Palomitas!” (para quien no conozca al Comando Palomitas, está formado por la Verónica, la Cintia y el Chuy, ahora de 7 años; el amado Amado y el Chinto ahora de 12 años).

  Y tal cual, como respondiendo a un conjuro diabólico…

  La primera que apareció fue la Verónica quien, después de escudriñar la champa entera con un vistazo en modo panorámico que olvídate del IOs 77.7, avisó a los demás “no hay galletas”.  Así que, ya desanimados y perdido el impulso inicial, fueron entrando el Chinto, la Cintia, el Chuy y el amado Amado.  Los seguía su escolta, formada por los perritos que pueblan las posiciones zapatistas.  Ah, y varios gatos, gato naranja incluido.

  El incómodo silencio producido por la carencia de galletas fue roto por el amado Amado quien, mintiendo, dijo: “No importan las galletas, cuéntanos un cuento”.

  Sin esperar a que yo accediera, el Comando Palomitas fue tomando posiciones estratégicas en la champa, con una táctica digna del mejor comando terrorista o antiterrorista -es lo mismo-.

  Acorralado y viéndome superado en número y capacidad de fuego (bueno, en realidad era capacidad de agua, la Verónica y la Cintia portaban las pistolas de juguete que, en mala hora, les di hace tiempo), no tuve más opciones.  Así que inicié con…

La historia del lugar que tiene todos los lugares

  Fue antes de que los dioses más primeros, los que nacieron el mundo, aparecieran.  Lo cuenta Ixmucané, quien ya estaba cuando nadie estaba.  Cuenta que había, hace muchos tiempos, un lugar donde estaban todos los lugares.  Todo en el mismo lugar y al mismo tiempo.  Y en ese lugar de todos los lugares, todo era y, al mismo tiempo no era.  O sea que el lugar era todos los lugares, pero no cada lugar individual.  Cada lugar tenía su modo, era diferente, distinto, muy otro.  Pero al mismo tiempo era parte de todo el lugar.

  Todo era terrible y maravilloso.  Cada parte era el todo y era en sí misma sin perder su individualidad y su colectividad.  Y se echó a perder por su culpa de los dioses más primeros, los que nacieron el mundo, porque, machitos al fin y al cabo, empezaron a pelear por quién más y quién mejor.

  De ahí nacieron las Olimpiadas, los patrocinios y los anuncios de apología del crimen de Nike – que podrían ser el lema de un Cártel, una organización terrorista o un Estado ídem, o diseñados por el jefe de campaña del Trump-.  Porque para esos anuncios se necesitan dos cosas: un criminal que los diseñe y un grupo de víctimas que diga “¡Qué buenos anuncios!”

  La mirada colectiva de reproche del triple T Comando Palomitas me llamaron a la cordura.  Así que entendí que me estaba desviando del tema.  Di una bocanada a la pipa rota y retomé el relato:

  “O sea que las partes no competían quién más o quién mejor.  Pero los dioses varones más primeros, los que nacieron el mundo, eran hombres pues.  Así que empezaron a competir.  Y cada uno agarró, como quien dice, su parte.  Y le empezó a dar para que fuera más y mejor que las otras.  Y empezaron las malhabladas y las malmiradas.  “Ya viste que esa parte de allá es, no sé, como muy oscura y muy doble”, maldecían unas.  “Y esa otra tan pálida y flaca que parece que no tomó su pozol”, murmuraban otras.  “Y eso de más allá, de plano no se sabe qué es”, coincidían más.  Y no terminó ahí, las más fuertes atacaron a las más débiles.  Y entonces hubo quien tenía más y quien tenía menos.  Y se olvidó que las que tenían más, era porque les quitaron a otras”.

  El asunto es que empezaron a dividirse y a pelear entre sí, ante la desesperación de Ixmucané, quien hacía lo posible porque cesaran las peleas.

  Fue inútil.

  Así que los hombres y mujeres y otroas que crearon los más primeros dioses, los que nacieron el mundo, salieron con esa falla.  O sea que quieren competir para ver quién más y mejor.

  Pero la Ixmucané algo rescató, y sembró en todos los seres vivos el recuerdo de ese lugar con todos los lugares.  Pero no alcanzó a sembrar bien la semilla y quedó enterrada muy profundo en el alma de cada ser vivo.

  Por eso, al nacer las crías lo hacen con el recuerdo de ese lugar con todos los lugares.  Por eso es el primer llanto, el más doloroso, el que provoca la ausencia.  Y es cuando van creciendo que se les va olvidando esa maravilla, sepultada por los años y los golpes y caídas que llaman vida.

  Y así fue como nacieron las redes sociales.  Tan tan.”

  El Chuy interrumpe: “Oí Capitán Sup, ¿a poco había celulares en ese tiempo?”

  “Es un cuento, sonso”, le aclara la Verónica con un zape.

  El Chuy le reenvió el zape a la Cintia.  La Verónica, en lo que llaman sororidad, se lanzó en defensa de la Cintia.  El amado Amado y el Chinto trataban de detener la trifulca, pero la Verónica ya estaba en modo “tzotz” (ataque 100, daño 100, consecuencias 0) y le mordía el tobillo al Chuy.  La Cintia quiso demostrar su valía y también mordió, pero el brazo del Chinto (ataque 100, daño -1).  El amado Amado quiso apartar a la Verónica y le tocó una patada del Chuy, que estaba en modo “demonio de Tasmania” (ataque 100, daño 100 pero, repartido entre los presentes, 20 -porque él mismo se dio un puntapié-).

  La escolta de canes y felinos contemplaba la escena con mirada de reprobación, como diciendo “Hasta parecen perros y gatos”.

  Se desató así el caos.  Y en ese momento terrible y maravilloso, todas las peleas infantiles convergieron en un instante.  Todas las peleas eran una sola pelea y, simultáneamente, eran cada pelea particular.  Hagan de cuenta que una tromba nace en un espacio de 3 por 4 metros con techo de lámina y paredes mitad de block y mitad de tablas.

  Pero en eso, algo sucedió: en la puerta de la champa apareció un enlace y declaró: “Pregunta el SubMoy si alguien va a querer paletas de helado porque está un tiendero móvil en el Puy”.

  Salió en tropel el Comando Palomitas, montó con habilidad sus respectivas bicicletas, y se dirigió al Puy.  Detrás salió la escolta canina-gatuna.  Todos se fueron.

  Bueno, no todos.  Sentado y mirándome con complicidad, estaba el Tragón.  Entonces, pues, saqué las galletas prohibidas.

  Mientras, departía yo con el Tragón, intercambiando galletas y reflexiones sobre el Aleph borgiano de esta manera:

  “Antes de nacer conocemos el Aleph borgiano.  Desde la primera bocanada de ese aire enrarecido que llamamos “vida”, empezamos a olvidar.  El aferrarse a la niñez es porque se intuye que algo terrible y maravilloso la antecedió.  El olvido metódico del vértigo de muchos mundos conviviendo en uno solo, es el origen de la intolerancia, el racismo, el desprecio… y las redes sociales.

  Ergo: cuidad a la niñez, es lo más cercano que estaréis del Aleph.  Y cuidad de la vejez porque es lo más cercano que estaréis de la comprensión de la inutilidad de ese olvido llamado vida.  Su aparente distracción, sus olvidos, no son sino la intuición de un recuerdo de antes de la memoria.  El Aleph Maya es la confirmación de la más implacable sentencia: como individuos aislados somos del todo prescindibles, pero como parte del todo somos necesarios.”

  El Tragón abandonó el debate cuando se acabaron las galletas y se fue a perseguir un carrito de paletas y helados.

  Lo dicho: soy un incomprendido.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

El Capitán.

Agosto del 2024.

P.D.- ¡Ah!, son tan previsibles.  Bastaron unas líneas en una posdata para ponerlos histéricos.  Hasta en eso son iguales.  Y eso que apenas estamos “recomenzando”.  Por lo pronto, con su reacción “jalaron” muchas miradas hacia acá.  Lástima que ya van de salida, les vamos a extrañar.

 

 

Anuncio de la marca “NIKE” (de artículos deportivos), trasmitido en la televisión nacional durante las olimpiadas de 2024, en los horarios de los noticieros “estelares” -con subtítulos en español-.  “Creo que soy mejor que el resto.  Quiero lo que es tuyo y no devolvértelo.  Lo mío es mío y lo tuyo también es mío.”  Qué tal, ¿eh?  Todo un programa de gobierno, ¿no?  Eso o la columna vertebral del “Proyecto 2025” de la Heritage Foundation en USA.